Las autoridades sanitarias advirtieron que las muertes por coronovairus en Brasil podrían llegar a las 400.000 en dos meses, si el Gobierno no adopta una cuarentena nacional para frenar el avance del virus.
El recrudecimiento de la pandemia en Brasil este año, con récord de muertos y el sistema sanitario al límite, se ha extendido al resto de Sudamérica, poniendo en jaque incluso a Uruguay, considerado hasta ahora un ejemplo de contención del coronavirus.
"Lamentablemente, la terrible situación de Brasil también está afectando a los países vecinos", afirmó Carissa Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y agregó que era "crucial" agudizar las medidas.
La organización resaltó que el repunte de casos de coronavirus en los estados venezolanos de Bolívar y Amazonas, así como en el departamento de Pando, Bolivia, y en Loreto, Perú, son consecuencia del gigante sudamericano.
La circulación masiva de la cepa brasileña o P.1, una mutación del virus SARS-CoV-2 mucho más virulenta, está en el centro de esta nueva oleada. Tras detectarse en la ciudad amazónica de Manaos a finales de 2020, muchos países cerraron el paso por aire y tierra a viajeros provenientes de Brasil en un intento de frenarla. Pero tres meses después, la variante ya ha sido identificada en 32 países y territorios de las Américas.
Ayer, un día después, traspasó la franja de los 300.000 fallecidos al sumar otros 2.224, mientras 12,2 de sus 210 millones de habitantes se han infectado.
La presión llevó al presidente Jair Bolsonaro, escéptico del virus y un obstinado opositor del confinamiento, a conformar ayer un comité de crisis "para decidir el rumbo del combate" de la pandemia.
Pero la decisión llega cuando 23 de sus 27 estados reportan un 85% de ocupación de sus Unidades de Cuidados Intensivos y se multiplican las denuncias de escasez de oxígeno y otros suministros médicos.
"La velocidad con que está aumentando el número de muertes es grave", dijo hoy el médico e investigador Carlos Machado, titular del Observatorio Covid-19 del Instituto Fiocruz de Río de Janeiro, centro estatal de investigaciones y fabricación de vacunas.
"Si se mantiene este ritmo en dos meses o quizá en menos de dos meses podemos llegar tranquilamente a los 400.000 muertos. Esto es una verdadera tragedia", agregó, informó la agencia de noticias ANSA.
Al anunciar la creación del comité de crisis, Bolsonaro respaldó una campaña de "vacunación masiva", pero no dio aval al aislamiento social decretado por varios gobernadores, al cual ha comparado con un "estado de sitio".
La posición del Gobierno es "equivocada", puesto que el "confinamiento es un remedio amargo, pero el único remedio eficaz contra la pandemia", afirmó Machado.
El investigador señaló que ante la falta de un "confinamiento nacional" y el "bajo número de testeos", la variante P1 de Amazonia podrá mutar dando lugar a "una variante más agresiva que demande nuevas vacunas".
Uno de los estados que ha tomado medidas es Río de Janeiro, el más visitado por turistas extranjeros, que días atrás decidió el cierre de las playas y otras restricciones.
En esta línea, el gobernador de Río de Janeiro, Claudio Castro, dijo que se desalentará el traslado de turistas durante el "feriado" que se iniciará mañana y concluirá el 4 de abril.
El aislamiento fue votado por la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, que adelantó varios feriados para que se pueda extender el período de inactividad y empalmarlo con la Semana Santa.